23 de junio de 2011

Recuerdos para cantar...o tal vez llorar ©


Durante quince años, mi querido perrito, un mestizo que rescaté, casi robé, a un hombre que lo tenía, ya de cachorro, en penosas condiciones. me acompañó, compartiendo tristezas y alegrías, trotando a mi lado en los paseos, tumbado a mi lado esperando paciente un gesto, un movimiento para seguirme. Su amor por mí no tuvo medida, y fue un recíproco y puro amor, como el de una madre al hijo y el del hijito a su madre. Puede extrañar que confiese que cuando me despedí de él, me despedí de una persona.Te echo mucho de menos, mi querido Coli.
Ahora, se me ha ido. Sé que volveremos a vernos, como también a personas que forman parte de mi vida, que también se marcharon antes que mi perro, causa por la que  él se puso enfermo de tristeza... 
Y los siguió, para cuidarlos y acompañar en su viaje eterno a quienes tanto quise. Gracias, mi perri, mi amorcito, ahora, estás con ellos y conmigo también. No podré sustituirte nunca.Juega con ellos, con mis dos hermanos, con mi esposo... Y como ellos, espérame, yo iré un día, o tal vez una noche allá donde os encontréis. Os quiero.


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