Irena Sendler
ha muerto. La heroína que salvó la vida a miles de niños que iban a
asesinar los nazis durante la II guerra mundial, arriesgó su vida,
escondió a los niños, guardó sus nombres y, al finalizar la guerra
buscó a los familiares. Los nazis la torturaron, le rompieron los
huesos; pero ella siguió en su empeño. Propuesta para el Nobel de la
Paz, en su lugar se lo concedieron a Al Gore. Hoy son muchos los que niegan el Holocausto,
incluso historiadores. Si no luchamos contra el olvido, dentro de unos
años las generaciones venideras creerán que fue un mito, un montaje, la
infamia no puede, no debe triunfar. Difundir por toda la Tierra la
verdad de la matanza, del Holocausto, es un deber, para que el mundo no
vuelva a mirar hacia otro lado cuando están sucediendo crímenes contra
la Humanidad, que si se niegan, quedarán impunes.
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