23 de junio de 2011

"NO ENTENDÍA PORQUÉ DESAPARECÍAN LOS PERRITOS"

La hija del famoso académico y fisiólogo soviético Iván Pavlov, Valentina Yermakova, dedica su vida a salvar perros, en un acto de penitencia por los sacrificios de animales que había practicado su padre en aras de la ciencia.
"De niña no entendía por qué desaparecían cada mes los perritos que vivían en nuestra casa. Y cuando supe a qué se dedicaba mi padre decidí penar sus pecados. Renuncié a mi carrera de actriz de cine y dediqué mi vida a salvar animales", relató el lunes en una entrevista en el diario "Moskovski Komsomolets".
Su madre tenía 19 años cuando en 1927 empezó a trabajar como ayudante en el laboratorio de Pávlov, quien entonces tenía 77 y trabajaba en su conocida teoría sobre los reflejos condicionados de los perros. 

 

De niña no entendía por qué desaparecían los perritos que vivían en nuestra casa y cuando supe a que se dedicaba mi padre, decidí penar sus pecados.

Ambos se enamoraron, empezaron a vivir juntos, y seis años más tarde nació Valentina, pero su madre guardó el secreto durante toda la vida, y sólo antes de morir, hace dos décadas, reveló a su hija quién había sido su padre. 
Fue entonces cuando Valentina vendió su piso en el centro de San Petersburgo, compró una casucha con una pequeña parcela en el poblado Kirovets-2, a cuarenta kilómetros de la ciudad, y se dedicó a recoger y a curar a animales abandonados, enfermos y heridos.
Hoy, alberga en su parcela a unos sesenta perros, cuarenta gatos y una veintena de pájaros y aves de corral a los que no consigue encontrar nuevos dueños, puesto que casi todos son minusválidos.

"Por los perros, he renunciado a mi vida familiar. Mi primer marido vive ahora en San Francisco, y el segundo emigró a Australia. Me visitó hace varios meses y me pidió que me fuera con él. Pero, ¿qué haría con todos estos animales, y con otros heridos y mutilados que me trae la gente casi cada mes?", relata.
Un vecino y varios voluntarios de San Petersburgo le ayudan a alimentar a los animales, le traen comida y medicamentos, pero la octogenaria mujer se pregunta qué será de sus mascotas cuando ella ya no tenga fuerzas para cuidarlos. 

De su infancia recuerda a los numerosos perros que vivieron en el apartamento en el que Pavlov alojó a su madre en el recinto del Instituto de Medicina Experimental y las confusas explicaciones que le daban los adultos cuando esos animales desaparecían. 
Pavlov murió en 1936, en medio de rumores sobre su posible envenenamiento en medio de las purgas estalinistas o bien víctima de algún veneno que él mismo ensayaba en animales.
 Mi padre murió empeñándose en cruzar al mono con el hombre.
 
"Mamá contaba que en los últimos años mi padre sufría acosos debido a que había empezado a experimentar con los monos y se había empeñado en cruzar al mono con el hombre, lo que despertó indignación en los círculos científicos", relata Valentina. No obstante, —cuenta—, Pavlov logró encontrar a una mujer dispuesta a someterse a tan extravagante estudio, "pero desde las alturas del poder llegó la orden de prohibir ese experimento". 

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