Lo admiré de un costado a otro costado
hasta mi anulación, en necia entrega.
hasta mi anulación, en necia entrega.
Y ahora, hoy que lo sé humano,
ahora que he aprendido sus flaquezas,
ahora que he aprendido sus flaquezas,
a amarlas, también a hacerlas mías,
zafa mi mano de la suya, la arranca
zafa mi mano de la suya, la arranca
en un gesto soberbio que me dice
lo que piensa: "¿Y quién te necesita?"
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