Bajé al abismo oscuro,
Busqué a Mephisto entre asfixiante azufre:
—¿Qué osadía te trae hasta mis lares?
—Interrogó curioso—
—Un pacto he de firmar, aunque tu precio
fuere el más oneroso —dije al diablo.
—Dispuesto estoy —contestó— mi precio es bajo;
confíame tu anhelo. —Quiero ser
mujer la más hermosa de la tierra,
y si existe, del cielo.
—Puedo hacerte eternamente bella, seductora,
la estrella más brillante de todo el Universo...
Pero a cambio —sonrió malevolente—,
has de pagar mi precio.
—Dilo pues, tengo prisa, el tiempo apremia.
—Sólo es un sentimiento: el amor,
me quedaré con ello.
—No, Mephisto, el precio
es demasiado alto
—No hay trato, —contesté—
nada puede ser bello sin amor:
Tal vez, un envoltorio casquivano. ©
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