6 de septiembre de 2013

LOS ANIMALES SON SERES SINTIENTES Y MERECEN RESPETO





No sé cómo osan hablar y opinar los componentes de estamentos que saben bien que la explotación de la ganadería intensiva consiste en una gran masacre sistemática, cruel y en la gran mayoría de los casos, con un grado de, digamos sadismo, en los encargados de custodiar, “cuidar” y luego matar, (yo diría asesinar) a los animales, sean de pelo, pluma o lana. Todo lo que sufren nuestros animales es tan pavoroso que a duras penas se puede soportar verlo, y eso, en documental. Si fuera directamente, posiblemente nadie comería carne, ni productos derivados. En los países “civilizados”, y del primer mundo, la explotación y esclavitud aterraría a cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad. Para empezar, dónde y cómo están siendo engordados o explotados (obtención de leche, huevos, lana, piel) es similar a los campos de extermino. He visionado documentos reales, grabados por protectoras y activistas para el bienestar animal. Me obligué a hacerlo; y terminé de ver las atrocidades, llorando con amargura por pena e impotencia. 

Cómo enferman a las ocas insertando un tubo en su garganta y metiendo comida a presión, cómo lijan con una máquina el pico de pollos y gallinas.

Para que las vacas den leche, primero han de parir un ternero: ternero que recién nacido es machacado a puñetazos delante de la madre vaca, que gime desolada. 


Cómo tienen a los cerdos, vacas, aves, corderos… hacinados y encerrados de manera que no pueden sino comer y mal; luz las 24 horas, para que las gallinas pongan más huevos. Corderos que se degüellan sin adormecerlos, vacas maltratadas por energúmenos, los animales con pieles preciosas para su desgracia, las granjas de cachorros…
¡NO ES ÉTICO! No puede llamarse persona a quienes por encima de todo, sin compasión, sin más interés que el poder y el dinero, explota a seres vivos con tal saña: sufren una vida pavorosa, mueren con dolores horribles (para qué van a gastar en analgésicos o similares)… No tendría suficiente espacio para describir lo que he visto. Sólo decir que me sentí culpable por haber sido copartícipe del holocausto animal, que continúa. Ya llevaba tiempo espaciando de mi comida la carne y el pescado (también los peces sufren y sienten); tras indagar, ver, comprobar y tener la certeza de que lo que afirmo es la punta del iceberg, decidí llevar una DIETA VEGETARIANA. Y hasta hoy, sigo difundiendo los horrores que sufren los animales, por si alguien se siente solidario.