Normalmente las noticias sobre perros nos cuentan hechos
lamentables, y son noticia porque son casos infrecuentes y excepciones.
Otras veces, nos enteramos de que un perro, con riesgo de su
vida, ha salvado a una niña, o una persona rescata a un perro que algún
desalmado ha tirado a un río, o arrojado por un despeñadero.
La historia de un hombre y su perro ha dado la vuelta al mundo.
Es tan escasa la calidad humana, la solidaridad, el amor, tanto a personas como
a animales de muchos humanos desnaturalizados, maltratadores y asesinos, que
una historia como la de Schoep y John Unger nos vuelve a hacer creer
que la Humanidad merece la pena.
Es aleccionador, un amor mutuo sin fronteras, el valor de Unger, sabiendo que su amado perro iba a morir en breve, lo que seguro le causaba un gran sufrimiento; la expresión amorosa de Schoep, su expresión confiada y feliz, nos da idea de lo muy dichoso que vivió con su amigo humano; y el amor de Unger por Schoep, es la prueba irrefutable de una vida feliz juntos.
Ojalá se tome ejemplo de cómo se debe tratar a un
compañero animal no humano, y cómo éste corresponde en igual o mayor medida a
su compañero, animal humano.
Al fin y al cabo, somos primates...
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