Hay
días en que uno se levanta
con
las manos y los pies torcidos,
como
si en una tempestad de sueños
la
mente se quebrara con el frío.
Es
un frío interior del pensamiento
que
sin saber por qué te tiembla el alma;
la
carencia de metas la abandona
y
más que viva, inmóvil yo la siento.
Tarde
ya recuerdo lo pasado
para
borrar errores y agonías
mas
nadie vuelve atrás en este estado
sin
futuro, presente ni alegrías.
Ese
puñal que hiere poco a poco
sin
herida ni sangre coagulada
daña
mi ser inútil y apocado
y recuerda que sólo soy la nada.
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