Hace pocos días volví a reencontrarme
con mis mejores amigas. Fue por e-mail, pero no por ello menos cálido. También
pude hablar por teléfono con B.
Compartimos muchos momentos,
experiencias, fueron incondicionales... La distancia y la urgencia con que iba
a Madrid (bien a cuidar de mi madre, o de mi hermana pequeña), en fin, las
circunstancias, se empeñaron en separarnos físicamente; pero jamás en lo
afectivo; los recuerdos son vívidos, recuerdo cada instante de nuestra relación
de amistad.
Cuando el infierno me cayó encima, las
eché de menos. Y hasta hoy.
Tengo que ir a Madrid, verlas y hablar
de tantas cosas... No tengo mucho ánimo, pero un día iré, cuando sea, lo
más pronto posible. No tengo arrojo ni muchas fuerzas, pero... antes o después,
iré.
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