13 de marzo de 2014

LA MUERTE ES LA VIDA



EN MEMORIA DE MI QUERIDÍSIMO HIJO JUAN, QUIEN SE NOS FUE EN LA FLOR DE LA VIDA, DEJÁNDONOS VACÍOS Y HUÉRFANOS DE SU INEFABLE PRESENCIA.

Hijo mío: viviste heroicamente, soportando y luchando contra la injusticia. Quienes te conocieron, son por eso mejores personas. Tu ecuanimidad y valentía ante la enfermedad, injusta y ciega, la que sabías que iba a vencer tu cuerpo, no mermó tu lucha por la vida. Nos dijiste que casi tirabas la toalla más de dos veces... Pero no lo hiciste, por el amor que profesaste a tu amada esposa,  sabias que tu ausencia se le iba a hacer insoportable, y así es. a tu hermano, que protegías y aconsejabas, erais como gemelos... jugabais y os comunicabais sin tener que emitir palabras. Y también por mí, tu madre. Hijo mío, ahora sabes que fuiste más querido de lo que creías. Y sé que donde estás, junto a tu padre y otros que se nos fueron antes de tiempo, nos esperas, con ellos, hasta que ÉL nos llame para poder abrazarte y volver a vivir.
Hijo mío... tú sabes la falta que nos haces, sabes el vacío que sentimos... No rezo por tí, TE  REZO, porque estás viviendo la vida verdadera, donde no hay cabida para la enfermedad, ni el dolor y la muerte.
Con todo mi amor,
mamá. 


Tu afición por la pesca sin muerte, tus artículos en revistas de pesca, otros en prensa digital, donde tratabas los temas, fueren los que fueren, con acierto, calidad literaria y valentía. Tus amigos te tuvieron como hermanos, te lloraron y te echan de menos, amor mío de mi corazón



Te retaste a ti mismo: y nos demostraste que ibas a seguir tu existencia con normalidad, aun con tu brazo derecho amputado. Y volviste a pasear, a escribir, a pescar, a llevar a nuestro perro Tobi a Orduña, a parques y campos... 




Hijo de mi alma, espérame. No sé cuándo pero sé que volveré a verte y abrazarte, junto a tu padre y mi esposo, que tanto quisiste: ahora estás con él en los prados por donde, estoy segura, corretea junto a ti, nuestro querido perrito Coli. Mientras, te pido, como a tu papá, que nos cuidéis hasta que volvamos a encontrarnos.



Esto que vive en mí, por quien yo vivo,
es la mente inmortal, de Dios creada
para que en su principio transformada
anhele al fin de quien el ser recibo.

Mas del cuerpo mortal al paso esquivo
el alma, en un letargo sepultada,
en mi ser en esfera limitada,
de vil materia mísero cautivo.

En decreto infalible se prescribe
que al golpe justo que su lazo hiere
de la cadena terrenal me prive.

Luego con fácil conclusión se infiere
que muere el alma cuando el hombre vive,
que vive el alma cuando el hombre muere.

Gabriel Álvarez de Toledo
(1662-1714)








Tu amigo, tu mejor amigo, casi hermano, está contigo. No importaba que tuvieras que recuperarte de tratamientos invasivos... tú siempre estabas ahí para todos.