1 de julio de 2011

Leer y pensar

CRIMEN PERFECTO ©

A la persona que se le hace mobbing se le trata de matar psicológicamente, de excluirle. A veces son personas extremadamente válidas y por tanto no hay forma de despedirle. Otras veces es un trabajador que se ha negado a participar en comportamientos irregulares; un fraude, una irregularidad..., es decir, trabajadores extremadamente éticos. Pueden ser mujeres que se han negado al chantaje sexual y se desencadena contra ellas una persecución. En otras ocasiones se trata de eliminar a un trabajador que es un mal ejemplo, pero por algo bueno.”
Profesor Iñaki Piñuel.

Demasiado tarde para muchos, se viene reconociendo en España la práctica del ‘mobbing’ o acoso laboral. Varios especialistas en este fenómeno maquiavélico han definido esta estrategia de acoso y derribo, difícilmente demostrable, como terrorismo psicológico. Salta la alarma cuando se estima que el 20% de los acosados acaban suicidándose.


El acoso moral en el trabajo no es nuevo, parece haber existido siempre; pero al ser tan difícil demostrarlo con pruebas, la víctima no llega a denunciarlo. Es más, la víctima del ‘mobbing’ es precisamente más vulnerable por no saber qué le está pasando, por qué se siente mal, tanto física como moral y psicológicamente. Para cuando se percata de que está siendo objeto de acoso, ya es tarde para poder enfrentarse a los acosadores, pues el daño causado (en la mayoría de los casos irreparable) se lo impide, primer fin de los acosadores. Éstos suelen ser personas ambiciosas pero mediocres, que aspiran a ocupar el puesto que desempeña la víctima, quien suele ser trabajadora, inteligente y eficaz, brillante. Provoca la envidia y el odio de compañeros o superiores y éstos no paran hasta conseguir que el acosado sea despedido o deje el trabajo “voluntariamente”.


Quedarse sin trabajo ya es grave de por sí, pero no es esto, con las secuelas que conlleva, lo peor: para cuando la víctima de ‘mobbing’ llega a ser removido de su puesto o decide abandonarlo, el daño causado —que en la inmensa mayoría de los casos queda impune— es tan atroz que la recuperación es prácticamente imposible; al menos, no volverá a ser la misma persona, si es que supera las enfermedades y trastornos derivados del maltrato psicológico sufrido.

Es un acoso sistemático que consigue que la víctima enferme: el sistema inmunitario se deprime, de modo que empieza a sufrir dolores de cabeza, musculares, lumbalgias… hasta trastornos cardiovasculares, infartos, propensión al cáncer, depresión severa y hasta muerte. Es el crimen perfecto, pues si la víctima sobrevive, queda convertida en un cadáver moral, psicológico, social, con baja autoestima; suele tener pesadillas durante al menos dos años, crisis de ansiedad y sentimientos de impotencia ante la injusticia sufrida y la impunidad de los criminales, de la que se da cuenta muy tarde.

Sucede en todos los campos de trabajo, pero sobre todo en el ámbito de empresas públicas (Sanidad, Enseñanza, etc.), donde además el ‘patrón’ es el Estado, no un jefe concreto; y así, es donde se da el mayor número de casos que quedan en la sombra, como a sombras quedan reducidas personas a quienes pocos comprenderán, creerán o, para más escarnio, tildarán de paranoicas y de padecer manía persecutoria, parte de la perversa estrategia.


Si es usted un trabajador brillante, accede por méritos propios al puesto que ocupa, rinde, tiene iniciativas que funcionan en la práctica y empieza a notar que sus compañeros ‘se olvidan’ de saludarle, recibe la advertencia de sus superiores de que el conjunto de los que comparten su trabajo están descontentos; si de repente siente que es usted invisible y no le hablan, no puede integrarse en su antiguo grupo ni a la hora del café, si le gritan y recriminan a solas, en las reuniones se tapa su voz con murmullos, si llega a sus oídos algo que usted no ha dicho ni hecho, pero se le atribuye. Si siente que por más que haga a sus superiores jerárquicos algo les parecerá mal o incompleto, y a sus compañeros peor… Si empieza a dudar de su efectividad, se siente acorralado, pero no lo dice porque sabe que no van a creerle… Usted está siendo víctima de acoso laboral.


Es importante anotar cada agresión verbal (casi nunca se dan las físicas) incluso grabarlas, enfrentar la situación con entereza y hacer saber a los acosadores que es consciente del acoso y va a denunciar la situación. 

Es difícil, pero no debe nunca salirse de sus casillas, perder los papeles, los nervios; no llore en público ni se queje: demostrará lo débil que está y que es vulnerable. Aún así, se lo negarán todo y añadirán que sufre ‘paranoias’, que es producto de su desequilibrio mental.

Y cuando no puede más y cae enfermo, tendrá que estar de baja laboral, con lo que, si trabaja en una empresa privada, podrá ser sustituido fácilmente; si es en empresa pública, el acoso seguirá cuando se incorpore, más persistente si cabe. Puede sufrir un tromboembolismo, fallo cardíaco o como poco una lumbalgia que le obligará de nuevo a estar de baja. Todo será utilizado en su contra. El nivel de estrés es ya insoportable: llega la depresión severa, con lo que los acosadores han conseguido que pierda su capacidad de reaccionar, la objetividad al evaluar causas y efectos y a odiar. El estrés postraumático impedirá que salga del agujero y puede llegar la idea suicida. Incluso su consumación.


Para entonces, si al menos cuenta con el apoyo de su familia, puede que logre superar esa fase, aguda y peligrosa, recuperando poco a poco su salud física, pero le quedará una rémora de amargura que atormentará días y noches, deseos de venganza que no se materializarán, pues no es usted capaz de hacer daño ni a sus enemigos, por eso también ha sido escogido para anularle.

Antes de que eso le suceda, recurra a especialistas en el tema, infórmese, —le aconsejo los libros y artículos de José Ignacio Piñuel y Zabala, profesor titular de área de Organización y Empresas, en la universidad de Alcalá.
"El mobbing es un tipo de asesinato psicológico, es un crímen perfecto porque no deja huella", asevera Piñuel, uno de los más reputados estudiosos del "mobbing" en España.

En el país vasco se están dando casos masivos de psicoterrorismo en el ámbito laboral público desde hace años. La administración nacionalista viene depurando a cuantas personas no se pliegan a su objetivos, se niegan a ser dóciles e indiferentes ante la injusticia y tienen ideas propias… No hace falta explicar los motivos, son obvios. Euskadi está sembrado de cadáveres psicológicos. Y créanme que lo sé: aunque trato de emular al ave fénix, soy uno de ellos. 


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28 de junio de 2011

Un encuentro casual


Hacía años que había perdido el contacto con una buena amiga. Una discusión ajena a todo lo personal marcó una distancia para mí dolorosa... Y hace un par de días, a través de un blog al que sigo causó lo que la búsqueda infructuosa en el tiempo y el espacio cibernético resultó estéril. 
Nunca eché en el olvido a C., que sin tener seguridad total de que se trataba de mí, escribió un mensaje en este blog con detalles inconfundibles. Si ella desea volver a tomar contacto, no tiene más que enviar un e-mail a la dirección que viene en mi perfil, así tendré la suya y podremos recordar esos tiempos y reanudar una amistad que para mí nunca se rompió... tal vez se resquebrajó. Pero dicen (no sé si será verdad) que el tiempo lo cura todo. 
Hace tiempo que no creo en casualidades, sino en causalidades. El perrito que acogió, se fue... como se fue mi Coli. No sé cuántas veces he contado lo del perrito Max; Su dueño murió, pero no antes de saber (se lo contaría Max, era tanto el amor que profesaba a su dueño...) Y él decía siempre "somos dos, él me acompaña y yo a él".
Y fue gracias a C. que Max volvió a tener un hogar, cariño y atención hasta el inevitable final... Si los perros van a algún cielo o al mismo, yo querré ir a donde están ellos.