23 de junio de 2011

Mi perrito hace tres días que no quiere comer, o más bien no puede. Lo han ingresado en la clínica veterinaria, espero que se salve, estaba temblón, y me miraba con los ojos tan tristes, que creo que sabe que se está apagando.
Les he dicho a mis hijos que, en caso de que no tenga remedio y esté sufriendo dolores, que me llamen para ir de inmediato. Quiero estar con él en su último viaje, él jamás me dejó sola en más de catorce años. Ojalá podamos despedirnos.
Nuevas tristes: Mi precioso compañero de fatigas, mi perro, mi amigo, se fue quedando cada vez más apagado, como una velita de llama vacilante... Y se me fue, mirándome a los ojos ;su mensaje de hasta siempre me llegó como un viento helado Le contesté: 'hasta pronto', y con un suspiro se quedó apoyado en mi regazo. Aún vuelvo a sentirle cuando me encuentro sola, cuando pongo la música que nos gustaba... con la que se dormía feliz a mi lado.
Nunca tuve un amigo más fiel, incondicional y amoroso, como un bebé tierno e inocente. Espero que si existe un cielo para ellos, nos dejen entrar también a nosotros. Te quise, te quiero mucho, mi Coli, y siempre te llevaré en mi corazón, ya casi vacío.
Los que más me quisieron se fueron, y ahora, ahora tú; pero espera, llegaré cuando toque el turno a jugar contigo en verdes prados cuajados de flores, con tus amigos, tus carreras de contento, como una danza ritual, aquélla que llamaba la atención a las gentes, que se quedaban contemplando tu recorrido; y te parabas ante el árbol donde dormían los gorriones, queriendo volar, como ellos, para jugar al  la llevas... Ahora puedes, mi lindo corazón de mazapán.

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